Tlatelolco

Tlatelolco

Tlatelolco se alza en el corazón de la Ciudad de México como un anclaje sagrado de la memoria nacional. En su centro palpita la Plaza de las Tres Culturas, un espacio donde convergen, como capas superpuestas del tiempo, la herencia prehispánica, la huella colonial y la vida contemporánea. Tlatelolco, cuyo nombre en náhuatl se interpreta como “montículo de arena”, fue fundado hacia 1337, poco después de Tenochtitlan, y pronto se consolidó como el mayor centro comercial del México antiguo.

El recinto ceremonial reúne diversas estructuras emblemáticas, entre ellas el Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl, dedicado al dios del viento y relacionado con ofrendas halladas tras la gran sequía de 1454, el Templo Calendárico y el Palacio. A ellas se suman los restos del Coatepantli, o Muro de Serpientes, que delimitaba el ámbito sagrado.

La trascendencia histórica del sitio alcanza también el periodo de la Conquista ya que fue en Tlatelolco donde Cuauhtémoc encabezó la resistencia final de los mexicas. Sobre los vestigios de las antiguas estructuras se levantaron después los edificios coloniales, entre los que destaca el Convento de Santiago, una de las primeras instituciones educativas de América. 

Se conservan igualmente construcciones del siglo XVI como el Museo de Sitio Caja de Agua y el Museo del Tecpan, antigua residencia de Cuauhtémoc y, más tarde, sede administrativa del tianguis.

Hoy, la Plaza de las Tres Culturas funciona como un verdadero “lugar de memoria” para la sociedad mexicana. Se yergue como emblema ineludible de la lucha por la democracia, un doloroso recordatorio de las tragedias colectivas y un podio incesante donde nuevas voces se alzan en un eco histórico clamando por la justicia. Tlatelolco es, en esencia, el emblema viviente que es parte esencial de la evolución del espíritu mexicano.

Back to blog