Escuadrón 201

Escuadrón 201

Junto a la Puerta de Leones que flanquean la entrada a Chapultepec, un águila de bronce extiende las alas como homenaje. Es el monumento al Escuadrón 201. Los hombres que, en plena Segunda Guerra Mundial, cruzaron el océano para pelear por la libertad de un pueblo lejano.

Esta gesta heroica comenzó tras una herida nacional, ya que en 1942 submarinos del Eje hundieron los buques petroleros mexicanos Potrero del Llano y Faja de Oro en el Golfo de México. Ante la agresión, el país abandonó su neutralidad y conformó la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana. Conocidos legendariamente como las "Águilas Aztecas", estos voluntarios pasaron meses de arduo entrenamiento en Estados Unidos para dominar los poderosos aviones de combate Thunderbolt. Ese grupo cargaba con el orgullo de ser la única fuerza militar mexicana en combatir fuera de su territorio en la historia contemporánea.

Salieron del sol de México hacia un cielo en guerra. Al llegar a las Filipinas en 1945, una nación hermana por historia y herencia hispana, volaron misiones de alto riesgo sobre la isla de Luzón y Formosa. Codo a codo con los aliados, realizaron barridos aéreos y bombardeos en picada, convencidos de que la justicia no tiene fronteras.

Cinco de ellos dieron su vida en combate y nunca regresaron a casa. Eran jóvenes, decididos, valientes. Enfrentaron el fuego antiaéreo y la tenacidad japonesa. No buscaban gloria personal, sino hacer lo correcto en un momento en que el mundo se desmoronaba. Su regreso triunfal al Zócalo fue una fiesta de lágrimas y orgullo nacional. Hoy, su memoria vive en ese pedestal y en cada mirada que se alza hacia el cielo, porque también se honra la patria cuando se lucha por la paz, aun en tiempos de guerra.

 

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