Cuitláhuac
Share
Ivan del Rivero
Poco se sabe sobre la vida y obra de Cuitláhuac, la información histórica es por demás escasa. Lo que conocemos se debe a la tradición oral recuperada por los cronistas de ascendencia indígena del siglo XVII, entre los que se encuentran Hernando de Alvarado Tezozómoc y Domingo de San Antón Muñón Chimalpahin, así como a un puñado de crónicas de la Conquista que se conservaron y recopilaron años después.
Su gesta más recordada ocurrió hace más de 500 años cuando lideró a los mexicas a derrotar a las tropas de Cortés y sus aliados tlaxcaltecas en la llamada Noche Triste. Sobre esta batalla se han tejido diversas historias y leyendas, lo cierto es que esa noche consolidó a Cuitláhuac, ilustre iztapalapense y tremendo estratega, como el único vencedor de los españoles durante la Conquista.
Nunca se le ha dado el valor justo a su visión de liderazgo y su pundonor en la defensa de su tierra, quizá por eso su glorieta, en pleno Paseo de la Reforma, no sea tan reconocida ni visitada. La Glorieta de Cuitláhuac se encuentra por los rumbos de Tlatelolco, cerca de los edificios Técpan, Cuauhtémoc y Querétaro. Es la décima y última glorieta colocada sobre la emblemática avenida, justo antes de bifurcarse en las calzadas Misterios y Guadalupe.
La base del monumento fue obra del arquitecto Jesús Aguirre mientras que la imponente escultura de bronce fue la última obra que realizó el artista chihuahuense Ignacio Asúnsolo. El monumento fue inaugurado el 21 de noviembre de 1964 y el proyecto de la glorieta se completó en 1976. Desde su fundación y hasta el día de hoy ha sido un espacio de memoria que mantiene vivo el recuerdo de una noche épica, una defensa estoica.
Cuitláhuac, al contrario que su
hermano menor Moctezuma Xocoyotzin, siempre receló a los españoles y se mostró en contra de que se les recibiera con honores en Tenochtitlán. Cuando Moctezuma murió él fue su sucesor en el trono mexica y desde el primer momento tomó con ahínco la misión de hacer frente a los invasores europeos.