Casa Max Cetto
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La Casa–Estudio Max Cetto es más que un espacio: es un manifiesto de época. Construida en la década de 1940, fue la primera vivienda en Jardines del Pedregal, un proyecto urbano y arquitectónico que encarnaba la modernidad del llamado milagro mexicano. Era un tiempo en que México soñaba en grande, y la arquitectura —junto con el diseño, el arte y la industria— respondía con obras pensadas para trascender.
Max Ludwig Cetto, arquitecto alemán exiliado en México tras la guerra, encontró en el Pedregal un terreno fértil para su visión: integrar la arquitectura al paisaje en lugar de dominarlo. Piedra volcánica, madera, muros sobrios y líneas modernas dieron forma a una casa que hoy es ícono del legado arquitectónico mexicano. Cetto fue, además, un maestro generoso: su influencia es tal que la Facultad de Arquitectura de la UNAM lleva su nombre en una de sus escuelas de posgrado.
Esa misma búsqueda —la de piezas pensadas para durar, dialogar con el entorno, narrar una historia— es la que compartimos en Gramo. Fotografiar aquí no fue solo una elección estética, sino un acto de afinidad. El tiempo pasa, las ciudades cambian, pero algunos ideales —la belleza con propósito, la sencillez con carácter— siguen en pie, como la casa Max Cetto.
